Cuando los debates del Consejo de Derechos Humanos terminaron por ese día en las Naciones Unidas, franciscanos y aliados cercanos de diversas procedencias se dirigieron a la oficina de Franciscans Intenational en la tarde de verano: era, en efecto, el momento de hacer una pausa, unirse y celebrar nuestra presencia y trabajo conjuntos.
El empeño de los franciscanos de base y de algunos de sus aliados más cercanos está en el centro de la celebración. Vienen de México, El Salvador, Panamá, Sri Lanka e Indonesia para compartir y plantear las preocupaciones de los migrantes, los desplazados y otras personas que sufren violaciones de los derechos humanos en la ONU.
Se les unió el personal de FI, los directores de la Oficina de Justicia, Paz e Integridad de la Creación OFM que vinieron de Roma, y grupos franciscanos de Suiza y Francia, en un espíritu de fraternidad. Una velada para compartir el pan, historias e inspiración.
Alejandra Conde, de La 72 – Hogar Refugio para personas migrantes, una iniciativa franciscana en México, lo resume todo: «Ha sido una experiencia que me ha hecho sentir en familia. La recepción, la familiaridad y el compartir entre hermanas y hermanos franciscanos me ha llenado espiritualmente y ha fortalecido el trabajo que hacemos con la Red Franciscana para Migrantes. Porque fortalece el sentimiento de que no estamos solos».
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