En septiembre, la Red Franciscana para Migrantes (RFM) se reunió en San Salvador para efectuar su encuentro anual. Estuvieron presentes facilitadores y representantes de refugios franciscanos para migrantes a lo largo y ancho de las Américas. Franciscans International participó en este encuentro representando las preocupaciones de la red en las Naciones Unidas.
La semana se centró en desarrollo de capacidades, intercambio de experiencias y colaboración. Juntos, los participantes pudieron analizar comparativamente la situación de los migrantes en sus respectivos países y la falta de protección de las personas en desplazamiento. Aunque los contextos políticos pueden variar, a menudo los problemas que los migrantes enfrentan, tales como violencia, inseguridad, crimen organizado y corrupción, son los mismos. Aunque se hizo el balance de los esfuerzos comunes para la protección de migrantes tanto en Sudamérica, como en Centroamérica y Norteamérica, los socios franciscanos también reflexionaron sobre cómo se puede fortalecer más su labor.
Resistir la invisibilidad de los migrantes
Debido a su desventajosa situación, las personas migrantes son vulnerables a una inmensa cantidad de violaciones de derechos humanos, que incluyen tanto trata y tráfico de personas como asesinatos y desapariciones forzadas. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 2022 fue el año más fatal para los migrantes en las Américas desde el inicio de su Proyecto Migrantes Desaparecidos en 2014, con más de 1.400 desaparecidos o muertos. Cuando esto ocurre, muchos familiares se quedan sin saber del destino de sus seres queridos, ya que todavía hay una deficiencia severa en las investigaciones.
Durante la semana, los franciscanos se reunieron con miembros del Comité de Familiares de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos de El Salvador (COFAMIDE), una iniciativa de los familiares de migrantes desaparecidos nacida en 2006. Omar Joaquín, secretario general de la organización, recibió él mismo una “última comunicación” de su hijo antes de desaparecer. Desde entonces, ha ayudado a cientos de familias buscando respuestas acerca de sus parientes y aboga por mecanismos más sólidos de protección y búsqueda.
Documentar la situación es un verdadero desafío
Otro punto de atención del encuentro anual de 2023 fue la importancia de documentar estas violaciones de derechos humanos – un taller que recae bajo la responsabilidad de FI. Documentar y conectar las experiencias individuales puede ayudar a distinguir tendencias y dinámicas, a identificar a quienes estén implicados, y consiguientemente a robustecer los casos para una labor de incidencia nacional e internacional. También ayuda a desarrollar y sustentar una memoria colectiva de lo que les está sucediendo a las personas en desplazamiento.
Con ayuda de Margarita Núñez, del Programa de Asuntos Migratorios (PRAMI), se identificaron diferentes componentes de documentación de los derechos humanos y lo esencial que es cada uno para tomar acciones humanitarias, judiciales o políticas. De hecho, puesto que a menudo hay una brecha entre la legislación, los discursos y la práctica, es vital tener una información precisa y sistemática cuando se está abogando por el cambio.
La documentación también incluye incidentes de seguridad contra personas que trabajan apoyando y protegiendo a los migrantes. En un contexto de creciente criminalización y amenazas contra los defensores de derechos humanos (DDH), Joaquín Raymundo, de Protection International, hizo recuerdo a los participantes de que la Asamblea General de la ONU ha conminado a los Estados a proteger a los DDH. Esto condujo a un extenso intercambio de experiencias de primera mano de los protagonistas de incidentes de seguridad, y de ideas para mejorar las capacidades y las estrategias de protección para mitigar estos riesgos.
Finalmente, la semana que pasaron juntos ha demostrado la importancia de las alianzas. La secretaria ejecutiva de la RFM, Vianey Martínez, dijo: “Con un espíritu fraternal, hemos creado un espacio sinodal seguro para trabajar con FI en el desarrollo de un plan de trabajo de tres años y discutir nuestros próximos pasos”. Por último, esta colaboración les permite a los franciscanos usar sus habilidades complementarias, compartir sus buenas prácticas y apoyarse mutuamente en su objetivo común de proteger y salvaguardar la dignidad humana de las personas en desplazamiento.